La comparecencia del teniente-brigadier Carlos Baptista Júnior, excomandante de la Fuerza Aérea Brasileña, ante el Supremo Tribunal Federal este miércoles 11 de mayo, ha provocado una fuerte preocupación entre los investigados por su supuesta participación en el intento de subversión del orden constitucional en Brasil.

Tanto acusados como sus representantes legales temen que Baptista Júnior adopte una postura más firme y contundente que la del general Marco Antonio Freire Gomes, excomandante del Ejército, quien declaró dos días antes ante la misma instancia judicial. La percepción general es que el exjefe de la Aeronáutica no solo sería menos reservado, sino también más directo y explícito al abordar los hechos que están siendo investigados.

Una de las principales incógnitas en torno a su testimonio es si confirmará las declaraciones que ya habría dado a la Policía Federal, en las que afirmó haber escuchado del general Freire Gomes una advertencia al expresidente Jair Bolsonaro. En dicha versión, el entonces comandante del Ejército habría manifestado que Bolsonaro podría ser arrestado si insistía en avanzar con un plan para romper el orden democrático. Cabe destacar que Freire Gomes negó esa afirmación durante su reciente comparecencia, indicando que, aunque sí alertó al exmandatario sobre los riesgos legales de seguir adelante con ciertas iniciativas, nunca se habló de arresto.

Freire Gomes, en su declaración, adoptó un tono más cauteloso, evitando usar la palabra “golpe” y refiriéndose a los documentos presentados por Bolsonaro como meros “estudios”. Sin embargo, sí admitió que fue convocado por el entonces presidente para analizar textos que, en sus palabras, incluían fundamentos jurídicos que buscaban justificar una ruptura institucional. Estas afirmaciones, aunque expresadas con cuidado, fueron suficientes para levantar sospechas sobre la gravedad de las discusiones sostenidas dentro del alto mando militar en ese momento.

Durante esa audiencia, el ministro Alexandre de Moraes, encargado del caso en el Supremo, interrumpió al general en más de una ocasión y lo advirtió explícitamente sobre la posibilidad de enfrentar consecuencias legales en caso de que sus declaraciones resultaran contradictorias o intentaran desvirtuar los hechos. Moraes dejó claro que el tribunal no toleraría la falsificación de la verdad, recordando al testigo que su colaboración debe estar basada en la total honestidad.

En ese contexto, se espera con gran interés el testimonio de Baptista Júnior, ya que podría confirmar versiones comprometedoras o incluso aportar nuevas evidencias que refuercen la narrativa de que hubo intentos serios de socavar la democracia desde el núcleo del poder. La expectativa es que su postura, menos ambigua que la del general Freire Gomes, permita avanzar en la reconstrucción de lo que realmente ocurrió durante el período más crítico de tensión institucional en los últimos años en el país.