Investigadores buscan comprender por qué los medicamentos inyectables funcionan mejor en mujeres que en hombres
Seguramente has escuchado relatos similares: por cada hombre que elimina carbohidratos de su dieta y pierde cinco kilos, hay una mujer que hace exactamente lo mismo y sólo logra perder uno. Los estudios respaldan esta realidad frustrante: las dietas y el ejercicio suelen dar mejores resultados en la pérdida de peso para los hombres que para las mujeres.
Por eso, los resultados de algunos ensayos clínicos recientes han sorprendido y motivado a muchos. En varios estudios, los medicamentos inyectables para adelgazar basados en GLP-1 parecen funcionar con mayor eficacia en promedio en mujeres que en hombres.
Lo que aún no está claro es la razón detrás de esta diferencia. Los científicos afirman que comprender este fenómeno es crucial para que los médicos puedan utilizar estas potentes medicinas de la forma más eficiente para todos los pacientes.
El último estudio que reportó este efecto fue presentado durante el congreso anual de la Asociación Europea de Obesidad y también fue publicado en una prestigiosa revista médica.
Este trabajo fue la primera comparación directa entre dos medicamentos inyectables, semaglutida y tirzepatida —comercializados como Wegovy y Zepbound, respectivamente—, usados para controlar el peso. Cerca de 750 personas con obesidad fueron asignadas aleatoriamente a dos grupos: uno recibió la máxima dosis tolerada de Wegovy y el otro la máxima dosis tolerada de Zepbound.
El Zepbound es un fármaco más reciente que el Wegovy. Mientras que el primero estimula dos hormonas intestinales que afectan el apetito y el control del azúcar en sangre, el Wegovy actúa principalmente sobre una sola de esas hormonas.
Muchos profesionales de la salud ya habían notado que Zepbound parecía ser más potente que Wegovy, por lo que no sorprendió que este estudio, financiado por la empresa fabricante de Zepbound, confirmara esta conclusión. Los pacientes que tomaron Zepbound perdieron aproximadamente un 50% más de peso que quienes usaron Wegovy, posicionando a Zepbound como la opción más eficaz para adelgazar.
Un dato interesante del estudio fue que, en promedio, todos los participantes perdieron un poco menos de peso que en otros ensayos clínicos con los mismos medicamentos.
Los investigadores indican que este resultado estuvo influenciado principalmente por los hombres, quienes perdieron alrededor de un 6% menos de peso que las mujeres. En esta investigación, los hombres representaban aproximadamente el 35% de los participantes, mientras que en estudios anteriores su proporción oscilaba entre el 20% y el 25%.
“Por qué funciona mejor en mujeres, sinceramente no lo sé, pero es algo muy positivo”, afirmó el doctor Louis Aronne, director de un centro especializado en control de peso y líder del estudio. “Esto se ha visto en múltiples ocasiones.”
Por ejemplo, en un seguimiento a largo plazo de un estudio que comparó semaglutida con placebo, las mujeres que usaron semaglutida durante dos años perdieron en promedio un 11% de su peso inicial, mientras que los hombres perdieron un 8%. En estudios con tirzepatida, las mujeres llegaron a perder hasta un 28% de su peso inicial, en comparación con el 19% de los hombres.
Explorando los efectos específicos por sexo
“Existen múltiples posibles explicaciones que involucran tanto factores biológicos como culturales,” señaló la doctora Melanie Jay, especialista en obesidad y profesora de medicina en una reconocida universidad de Estados Unidos.
Una de las hipótesis principales está relacionada con la dosificación. Generalmente, las mujeres pesan menos que los hombres, pero reciben dosis similares, por lo que es posible que ellas estén recibiendo una cantidad “relativamente” mayor de medicamento en proporción a su tamaño corporal. “Quizás están recibiendo una dosis más alta,” explicó Jay.
También podría tener que ver con la manera en que las mujeres almacenan la grasa corporal. Jay aclaró que las mujeres suelen acumular más grasa subcutánea, justo debajo de la piel, mientras que los hombres tienden a acumular más grasa visceral, la que rodea los órganos internos como el hígado. Es probable que estos fármacos sean más efectivos en un tipo de grasa que en el otro.
Además, las mujeres enfrentan una mayor presión social para mantener un cuerpo delgado, lo que según Jay puede incrementar su motivación para continuar con el tratamiento, pese a que estos medicamentos no siempre son fáciles de tolerar.
Jay compartió que en su práctica clínica ha observado que las mujeres parecen más dispuestas a soportar y manejar los efectos secundarios significativos de estos tratamientos, que incluyen náuseas frecuentes, vómitos y estreñimiento.
“Algunos hombres me comentan: ‘No puedo lidiar con el estreñimiento o las náuseas’, mientras que las mujeres usualmente encuentran maneras de sobrellevar estos síntomas,” añadió Jay.
Destacó también que estos efectos adversos suelen mejorar con el tiempo, a medida que los pacientes modifican sus hábitos alimenticios y aumentan la actividad física.
El papel del estrógeno en la pérdida de peso
Una de las pistas más relevantes para entender por qué las mujeres se benefician más de los medicamentos basados en GLP-1 está vinculada con la hormona estrógeno, que se encuentra en mayores cantidades en mujeres que en hombres.
La doctora Karolina Skibicka, profesora de medicina molecular en Suecia y con un laboratorio en una universidad estadounidense, explicó que, en general, ella es neurocientífica interesada en la comunicación entre el intestino y el cerebro, y que así comenzó a estudiar el GLP-1, una hormona intestinal que también actúa en el cerebro.
Skibicka comentó que los científicos saben desde hace unos 30 años que el estrógeno juega un rol en el metabolismo, pero no comprendían exactamente cómo. Sus investigaciones en ratas demostraron que el estrógeno interactúa directamente con el GLP-1 y otros hormonas intestinales, aumentando su potencia en el cerebro.
Diversos estudios mostraron que al administrar GLP-1 junto con estrógeno en ratas, se observaba un efecto mucho más fuerte en diversos aspectos, como el comportamiento alimentario, la motivación y otras funciones del GLP-1, señaló la investigadora.
Además, es posible comprobar esta interacción de otra manera. Si se bloquea la acción del estrógeno con un inhibidor químico, el efecto del GLP-1 disminuye.
“Si retiramos el estrógeno, el efecto es menor, entonces los animales comen un poco más, o el GLP-1 no es tan eficaz en suprimir el apetito o el comportamiento de recompensa alimentaria, al menos de forma específica cuando falta el estrógeno,” explicó Skibicka.
El estrógeno parece potenciar los efectos del GLP-1 aumentando el número de receptores en la superficie de las células, donde la hormona puede unirse, lo que amplifica la señal dentro de la célula, añadió.
Aunque estas teorías son interesantes, por ahora son hipótesis fundamentadas que requieren más investigación.
Un llamado a más estudios
“Estamos frente a una escasez de datos, incluso sobre los aspectos básicos de cómo funciona el GLP-1,” dijo Skibicka. “Los ensayos clínicos generalmente no investigan ni confirman las razones detrás de estas diferencias.”
Tanto Jay como Skibicka coinciden en que las diferencias entre sexos suelen ser poco exploradas en la investigación farmacológica, y los medicamentos con GLP-1 no son la excepción.
En algunos estudios que presentan resultados diferenciados por sexo, las mujeres pueden perder entre 50% y 90% más peso que los hombres, pero también reportan con mayor frecuencia efectos secundarios gastrointestinales, según Skibicka. Por su parte, los hombres parecen obtener más beneficios cardiovasculares con estos tratamientos.
Aunque la mayoría de los estudios no detecta un impacto negativo en el estado de ánimo por el uso de estos medicamentos, algunos indican que las mujeres podrían tener mayor riesgo de experimentar depresión en comparación con los hombres durante el tratamiento.
Entender estas diferencias por sexo puede ser clave para mejorar la atención a todos los pacientes.
Si el estrógeno modula la efectividad de estos fármacos, esto podría tener implicaciones en el tratamiento de mujeres antes o después de la menopausia, pues los niveles de estrógeno disminuyen con la edad. También podría afectar la eficacia en mujeres que reciben terapias hormonales tras un cáncer de mama, por ejemplo, y orientar el desarrollo de estrategias para quienes no responden bien al tratamiento o que dejan de perder peso antes de alcanzar sus metas.
Jay concluyó que conocer los mecanismos detrás de estas diferencias también podría facilitar la adherencia a los tratamientos.
“Creo que esta información es realmente valiosa, porque tal vez podamos combinar algo para potenciar el efecto en hombres o ajustar las dosis,” afirmó Jay. “Hombres y mujeres tienen biología diferente, y no podemos tratarlos siempre de la misma manera.”