Qué ocurrió en la economía de Brasil en 2024

Durante el año 2024, la economía brasileña experimentó una serie de altibajos que dejaron un balance mixto, aunque con señales positivas en algunos aspectos clave como un crecimiento económico mayor al esperado y niveles de desempleo en mínimos históricos. A pesar de ello, también se observaron medidas para controlar el gasto público que no fueron bien recibidas por los mercados, además de un aumento en la desconfianza sobre la política fiscal, lo que se reflejó en una fuerte depreciación del real frente al dólar.

Este año ha sido un período complejo para la economía del país y se anticipan nuevos episodios importantes para el próximo año. Armando Castelar, investigador asociado del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas, explicó que más que cualquier otra cosa, 2024 simboliza un proceso significativo de cambio geopolítico que tendrá continuaciones y capítulos adicionales durante 2025.

Al inicio del año se esperaba que el Producto Interno Bruto (PIB) fuera menor, pero los datos fueron sorprendiendo al alza debido a la fuerte demanda interna y al aumento del consumo familiar, impulsados por la expansión del crédito y un mercado laboral que mostró mucha resiliencia.

Sin embargo, el año también estuvo marcado por una inflación persistente que superó el techo de la meta establecida por el Banco Central, lo que llevó a retomar la subida de las tasas de interés, con la tasa Selic cerrando el año en un nivel de dos dígitos. Este hecho genera preocupación por la fuerte percepción de riesgo interno que prevalece hacia el final del año.

El PIB de Brasil tuvo un avance del 0,9% en el tercer trimestre, superando las previsiones iniciales gracias a un buen desempeño en los sectores de servicios e industria. En total, el crecimiento acumulado en el año llegó al 3,3% en comparación con el mismo período de 2023. Las expectativas del mercado fueron revisándose en distintas ocasiones: en enero se esperaba un crecimiento de 1,59%, mientras que en diciembre las proyecciones alcanzaron un 3,49%, cifra cercana a la estimada por el Banco Central, que prevé un crecimiento del 3,5% para el año.

Sergio Vale, economista jefe de MB Associados, destacó que el crecimiento económico fue el punto más positivo de 2024, pues al inicio del año se esperaba un avance del 2%, con algunas proyecciones incluso más pesimistas, y finalmente se alcanzó un crecimiento cercano al 3,5%.

Para 2025, sin embargo, la expectativa es que la política monetaria más restrictiva adoptada por el Banco Central provoque una reacción rápida en la economía, con una desaceleración del PIB. Se estima un crecimiento del 2,1% para el próximo año. Esta dinámica de crecimiento positivo en 2024 también genera inquietudes en cuanto a la inflación, pues el aumento en el consumo familiar, junto a un mercado laboral que se mantiene fuerte, puede presionar los precios al alza. Por ello, es probable que el Banco Central mantenga una tasa Selic elevada.

En cuanto al mercado de trabajo, 2024 mostró cifras alentadoras con la tasa de desempleo llegando al 6,1% en el trimestre cerrado en noviembre, el nivel más bajo desde el inicio de la serie histórica en 2012. En noviembre, Brasil contaba con 6,8 millones de personas sin empleo y un récord en la cantidad de empleos formales, con 47,7 millones de puestos activos, lo que representa un aumento del 3,9% respecto al mismo mes del año anterior. Además, el número de jóvenes que no estudian ni trabajan alcanzó su mínimo histórico, reflejando la buena salud del mercado laboral.

La inflación cerró el año por encima del límite superior de la meta del Banco Central. El Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplo-15 (IPCA-15) mostró un aumento del 0,34% en diciembre y un acumulado anual de 4,71%, por encima del objetivo del 3% con un margen permitido de hasta 4,5%. El Ministerio de Hacienda ajustó su previsión de inflación para el año a 4,4%, aunque esto sigue siendo más optimista que las expectativas del mercado financiero, que prevé un aumento del 4,91%. Por otro lado, las tasas de interés comenzaron el año bajando, pero retomaron su ascenso desde septiembre, y la Selic cerrará 2024 en 12,25%, con proyecciones que apuntan a un pico de 14,75% en 2025, situando a Brasil con la segunda tasa de interés real más alta del mundo.

El Banco Central también tuvo que lidiar con una fuerte depreciación del real frente al dólar, alcanzando máximos históricos en noviembre, especialmente tras la presentación del paquete fiscal de recorte de gastos junto con la ampliación de la exención del impuesto sobre la renta para salarios hasta cierto nivel, lo que generó incertidumbre en los mercados. El tipo de cambio llegó a superar los 6,20 reales por dólar, un nivel no visto desde la instauración del Plan Real en 1994. Para contener la volatilidad, el Banco Central realizó múltiples intervenciones cambiarias por un total de aproximadamente 30 mil millones de dólares.

No obstante, los especialistas señalan que la estabilidad del tipo de cambio dependerá de una política fiscal creíble que devuelva confianza a los inversores. Brasil mantiene una reserva de divisas de 363 mil millones de dólares, mientras que su deuda externa pública es de 136 mil millones, lo que indica una posición de solvencia favorable en comparación con otros países emergentes, un factor valorado positivamente por agencias de calificación crediticia. Sin embargo, el diferencial de tasas de interés entre Brasil y Estados Unidos puede atraer capitales, aunque en diciembre se observó una salida significativa de inversores, sumando un flujo cambiario negativo de más de 18 mil millones de dólares.

Por último, en diciembre se anunció el histórico acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, tras 25 años de negociaciones. Este pacto puede traer múltiples beneficios para Brasil, como la modernización de industrias clave y la reducción de precios en productos importados como aceites, vinos y automóviles.

En resumen, 2024 fue un año lleno de movimientos y cambios significativos para la economía brasileña, con un crecimiento notable pero también desafíos importantes en términos de inflación, política fiscal y tipo de cambio. Según Armando Castelar, el año cerró con bastante agitación y promete que 2025 comenzará con una dinámica igualmente intensa.Durante el año 2024, la economía brasileña experimentó una serie de altibajos que dejaron un balance mixto, aunque con señales positivas en algunos aspectos clave como un crecimiento económico mayor al esperado y niveles de desempleo en mínimos históricos. A pesar de ello, también se observaron medidas para controlar el gasto público que no fueron bien recibidas por los mercados, además de un aumento en la desconfianza sobre la política fiscal, lo que se reflejó en una fuerte depreciación del real frente al dólar.

Este año ha sido un período complejo para la economía del país y se anticipan nuevos episodios importantes para el próximo año. Armando Castelar, investigador asociado del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas, explicó que más que cualquier otra cosa, 2024 simboliza un proceso significativo de cambio geopolítico que tendrá continuaciones y capítulos adicionales durante 2025.

Al inicio del año se esperaba que el Producto Interno Bruto (PIB) fuera menor, pero los datos fueron sorprendiendo al alza debido a la fuerte demanda interna y al aumento del consumo familiar, impulsados por la expansión del crédito y un mercado laboral que mostró mucha resiliencia.

Sin embargo, el año también estuvo marcado por una inflación persistente que superó el techo de la meta establecida por el Banco Central, lo que llevó a retomar la subida de las tasas de interés, con la tasa Selic cerrando el año en un nivel de dos dígitos. Este hecho genera preocupación por la fuerte percepción de riesgo interno que prevalece hacia el final del año.

El PIB de Brasil tuvo un avance del 0,9% en el tercer trimestre, superando las previsiones iniciales gracias a un buen desempeño en los sectores de servicios e industria. En total, el crecimiento acumulado en el año llegó al 3,3% en comparación con el mismo período de 2023. Las expectativas del mercado fueron revisándose en distintas ocasiones: en enero se esperaba un crecimiento de 1,59%, mientras que en diciembre las proyecciones alcanzaron un 3,49%, cifra cercana a la estimada por el Banco Central, que prevé un crecimiento del 3,5% para el año.

Sergio Vale, economista jefe de MB Associados, destacó que el crecimiento económico fue el punto más positivo de 2024, pues al inicio del año se esperaba un avance del 2%, con algunas proyecciones incluso más pesimistas, y finalmente se alcanzó un crecimiento cercano al 3,5%.

Para 2025, sin embargo, la expectativa es que la política monetaria más restrictiva adoptada por el Banco Central provoque una reacción rápida en la economía, con una desaceleración del PIB. Se estima un crecimiento del 2,1% para el próximo año. Esta dinámica de crecimiento positivo en 2024 también genera inquietudes en cuanto a la inflación, pues el aumento en el consumo familiar, junto a un mercado laboral que se mantiene fuerte, puede presionar los precios al alza. Por ello, es probable que el Banco Central mantenga una tasa Selic elevada.

En cuanto al mercado de trabajo, 2024 mostró cifras alentadoras con la tasa de desempleo llegando al 6,1% en el trimestre cerrado en noviembre, el nivel más bajo desde el inicio de la serie histórica en 2012. En noviembre, Brasil contaba con 6,8 millones de personas sin empleo y un récord en la cantidad de empleos formales, con 47,7 millones de puestos activos, lo que representa un aumento del 3,9% respecto al mismo mes del año anterior. Además, el número de jóvenes que no estudian ni trabajan alcanzó su mínimo histórico, reflejando la buena salud del mercado laboral.

La inflación cerró el año por encima del límite superior de la meta del Banco Central. El Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplo-15 (IPCA-15) mostró un aumento del 0,34% en diciembre y un acumulado anual de 4,71%, por encima del objetivo del 3% con un margen permitido de hasta 4,5%. El Ministerio de Hacienda ajustó su previsión de inflación para el año a 4,4%, aunque esto sigue siendo más optimista que las expectativas del mercado financiero, que prevé un aumento del 4,91%. Por otro lado, las tasas de interés comenzaron el año bajando, pero retomaron su ascenso desde septiembre, y la Selic cerrará 2024 en 12,25%, con proyecciones que apuntan a un pico de 14,75% en 2025, situando a Brasil con la segunda tasa de interés real más alta del mundo.

El Banco Central también tuvo que lidiar con una fuerte depreciación del real frente al dólar, alcanzando máximos históricos en noviembre, especialmente tras la presentación del paquete fiscal de recorte de gastos junto con la ampliación de la exención del impuesto sobre la renta para salarios hasta cierto nivel, lo que generó incertidumbre en los mercados. El tipo de cambio llegó a superar los 6,20 reales por dólar, un nivel no visto desde la instauración del Plan Real en 1994. Para contener la volatilidad, el Banco Central realizó múltiples intervenciones cambiarias por un total de aproximadamente 30 mil millones de dólares.

No obstante, los especialistas señalan que la estabilidad del tipo de cambio dependerá de una política fiscal creíble que devuelva confianza a los inversores. Brasil mantiene una reserva de divisas de 363 mil millones de dólares, mientras que su deuda externa pública es de 136 mil millones, lo que indica una posición de solvencia favorable en comparación con otros países emergentes, un factor valorado positivamente por agencias de calificación crediticia. Sin embargo, el diferencial de tasas de interés entre Brasil y Estados Unidos puede atraer capitales, aunque en diciembre se observó una salida significativa de inversores, sumando un flujo cambiario negativo de más de 18 mil millones de dólares.

Por último, en diciembre se anunció el histórico acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, tras 25 años de negociaciones. Este pacto puede traer múltiples beneficios para Brasil, como la modernización de industrias clave y la reducción de precios en productos importados como aceites, vinos y automóviles.

En resumen, 2024 fue un año lleno de movimientos y cambios significativos para la economía brasileña, con un crecimiento notable pero también desafíos importantes en términos de inflación, política fiscal y tipo de cambio. Según Armando Castelar, el año cerró con bastante agitación y promete que 2025 comenzará con una dinámica igualmente intensa.