Cuando alguien inicia una dieta, uno de los mayores obstáculos es lidiar con los antojos de alimentos que no forman parte del plan, como los dulces o snacks salados. Sin embargo, una investigación reciente indica que consumir estos alimentos en cantidades controladas y justo después de las comidas principales puede contribuir a controlar esos deseos y, a su vez, facilitar el proceso de adelgazar.

El estudio, realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos, encontró que los participantes que incluyeron los alimentos deseados dentro de una dieta equilibrada lograron perder más peso durante un año y mantuvieron sus antojos bajo control durante los siguientes doce meses de mantenimiento del peso.

Para llevar a cabo el estudio, se seleccionaron pacientes con obesidad, entre 18 y 75 años, que además presentaban condiciones como hipertensión y diabetes, y que podían beneficiarse con la reducción de peso.

Según Manabu T. Nakamura, profesor de nutrición de la Universidad de Illinois, “los antojos representan un gran desafío para muchas personas. Si alguien tiene muchos deseos por ciertos alimentos, perder peso se vuelve muy complicado. Incluso cuando logran controlar esos deseos y bajar de peso, si vuelven los antojos, usualmente se recupera el peso perdido”.

Aunque investigaciones previas habían señalado que quienes hacen dieta tienden a experimentar una disminución en los antojos conforme pierden peso, no estaba claro si esta reducción se mantenía después del proceso de adelgazamiento. Por ello, este estudio buscó profundizar en ese aspecto y examinar si la disminución de los antojos estaba realmente relacionada con una mayor pérdida de peso.

Dentro del estudio, los investigadores aplicaron una técnica conocida como reeducación alimentaria, que consiste en enseñar a los participantes sobre los beneficios de los nutrientes principales presentes en los alimentos y guiarlos para que tomen decisiones alimentarias más saludables y sostenibles a largo plazo.

Los voluntarios utilizaron una herramienta de visualización de datos que registraba el contenido de proteínas, fibras y calorías de los alimentos, con el objetivo de mejorar la calidad nutricional de sus comidas y, al mismo tiempo, controlar la ingesta calórica.

Nakamura explica que “cuando se come de manera desorganizada o picoteando sin control, es muy difícil manejar el consumo. Algunos programas dietéticos eliminan ciertos alimentos, pero nuestro método se basó en una ‘estrategia de inclusión’, donde las personas incorporaban pequeñas porciones de los alimentos que deseaban dentro de una comida equilibrada.”

Cada seis meses, los participantes completaban un cuestionario donde evaluaban sus antojos por distintos tipos de alimentos, incluyendo aquellos ricos en grasas como perros calientes o pollo frito, comidas rápidas como hamburguesas y papas fritas, dulces como pasteles y galletas, y carbohidratos como panqueques y galletas saladas.

Los investigadores también analizaron la frecuencia e intensidad de estos deseos mediante una escala que iba del 1 (nunca) al 6 (siempre).

Un total de 30 personas inició el programa de pérdida de peso, y 24 de ellas completaron el primer año, logrando en promedio una reducción del 7.9% de su peso inicial. Luego, 20 continuaron con la fase de mantenimiento durante un año más, donde algunos recuperaron algo del peso perdido, quedando la pérdida media final en un 6.7%.

Los que consiguieron perder más del 5% de su peso experimentaron una disminución constante en la frecuencia y fuerza de sus antojos, mientras que aquellos con menor pérdida no mostraron cambios significativos. Además, el estudio mostró que los deseos por alimentos en general y por ciertos grupos específicos, como los dulces y carbohidratos, disminuyeron durante el período de adelgazamiento y se mantuvieron estables durante la etapa de mantenimiento.

Nakamura concluye: “Este estudio desmonta la vieja teoría de la ‘célula de grasa hambrienta’, que sostenía que las células grasas, al quedarse sin energía, provocan antojos que hacen que la persona vuelva a comer y recupere el peso perdido. Pero eso no es así. Mientras mantengas un peso saludable, tus antojos seguirán bajos.”