No se puede analizar el régimen militar sin pasar por el nombre de Delfim, especialmente para comprender el endurecimiento de la represión durante los llamados “años de plomo”.

La historia de cualquier país también se construye a partir de sus figuras públicas más destacadas, y una de las más relevantes nos dejó esta madrugada.

Falleció el profesor Antônio Delfim Netto, quien fue ministro de Hacienda, Agricultura, Planificación, además de diputado constituyente y diputado federal.

El nombre de Delfim está profundamente vinculado al acelerado crecimiento económico que experimentó Brasil en esa época, aunque también está asociado con la llamada “década perdida” que vino después, caracterizada por una grave crisis de inflación, deuda externa y moratoria.

Extraordinariamente culto, inteligente y carismático, Delfim creó y popularizó expresiones que definieron la política y economía brasileñas durante varias décadas.

Una de sus frases más célebres fue: “Primero tenemos que hacer crecer el pastel para después repartirlo”. Como muchos economistas y políticos, no solo de su tiempo, la gran cuestión para él siempre fue cómo hacer que ese pastel creciera.

Delfim confiaba en la intervención decisiva del Estado, en la planificación estratégica y en el “espíritu animal” de los empresarios, una expresión que solía utilizar para referirse a la iniciativa privada.

Tenía una gran habilidad para anticipar hacia dónde iban los vientos políticos y económicos, y sin mayor dificultad transitó de ser un integrante del régimen militar a convertirse en una figura respetada también por sectores de la izquierda.

Se caracterizaba por un cinismo propio de la vieja escuela; afirmaba que no confiaba en ningún gobierno, ni siquiera en aquellos en los que él mismo participaba.

De una reunión informal organizada por él surgió la creación de Embrapa, institución que se convirtió en la base de la revolución agrícola brasileña.

Sin embargo, pese a las intervenciones estatales impulsadas, el país terminó creciendo mucho menos de lo necesario.

En ese sentido, la vida y obra de Delfim Netto ejemplifican el impacto que puede tener un individuo en la historia. A veces logran cosas importantes con consecuencias de gran alcance, como la creación de Embrapa, sin haberlo planeado de forma consciente, mientras que en otros asuntos en los que dedicaron mucho pensamiento no consiguieron alcanzar los objetivos que perseguían.